Los periodos sensibles, ¿Qué son y por qué son considerados tan importantes?
Después de un descansito bloggero y nuestro viaje por Francia, sigo de vacaciones pero ya por casita, que tampoco se está mal... tener una súper pisci en la comunidad de vecinos y la playita en frente de casa ayuda a la depresión "post viajera".
Así pues... me pongo de nuevo frente al ordenador. Hoy quiero hablaros sobre un tema del cual he hecho referencia en alguno de los posts anteriores y que es fundamental, y muy interesante, para poder entender la mente del niño y las bases de la filosofía Montessori.
Hoy voy a hablaros de los...
¿Qué son y por qué son considerados tan importantes?
Vamos allá...
Empezaré explicando que en
sus inicios, el término de períodos
sensibles fue descubierto y descrito por el científico holandés Hugo de
Vries. El autor, relató sus conocimientos sobre
los períodos sensibles en su trabajo sobre la teoría de la mutación de los
insectos.
María Montessori nos explica en su libro El niño, el secreto de la infancia, un
ejemplo de período sensible en los insectos, extraído del estudio
de De Vries; el de la oruga de una mariposa Monarca.
Éstas orugas son muy destructoras cuando tienen hambre, dejan unos agujeros redondeados
enormes en las hojas de los árboles de los que se alimentan, pero nada más
nacer, deben alimentarse de las hojas tiernas de la rama. Pues bien, la mamá oruga posa sus huevos en la parte opuesta de
la rama. La larva, apenas salida del huevo, se mueve hacia la luz. ¿Y cómo es
capaz de llegar hasta ella?. ¡Exacto, por una sensibilidad! Estas larvitas
poseen una intensa sensibilidad a la luz. Así pues, se disponen a ir hacia ella
en busca de su primer alimento, donde se encontrarán con sus ramas tiernas y
deliciosas de las cuales se alimentarán hasta que lo necesiten.
Sin embargo, cuando
ya han recibido el alimento necesario, se han nutrido lo suficiente y pueden
alimentarse con el resto de hojas más duras, pierden la sensibilidad a la luz y ésta deja de serle útil y le resulta indiferente. Como la
utilidad de la luz ya ha pasado regresan hacía otras partes de la rama en busca
de un alimento más adecuado y unas nuevas condiciones de vida.
“La oruga no ha quedado ciega ante la luz, sino sólo indiferente”. (Montessori, El niño, el secreto de la infancia, 2014, p. 43)
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Montessori se interesó mucho en este
trabajo, tanto, que decidió observar si estos períodos sensibles se daban
también en el desarrollo de los niños. Y así fue cómo la Dra. Montessori aportó el
término de período sensible al ámbito educativo.
En palabras de María Montessori los períodos sensibles son:
"Sensibilidades especiales que se encuentran en los seres en evolución, es decir, en los estados infantiles, los cuales son pasajeros y se limitan a la adquisición de un carácter determinado. Una vez desarrollado este carácter cesa la sensibilidad correspondiente. Cada carácter se establece con auxilio de un impulso, de una sensibilidad pasajera"
Durante la etapa de crecimiento, el
niño realiza maravillosas conquistas día tras día, y algunas realmente difícil
si lo extrapoláramos a la mente de un adulto, como por ejemplo, aprender un
idioma nuevo a nosotros nos resultará mucho más difícil que a un niño durante
este período sensible.
¿Cómo hacen los niños para aprender tantas cosas
de manera que todo les resulte fácil, lo aborden todo con gran entusiasmo,
perseverancia y se muestren orgullosos y felices ante sus esfuerzos? Pues es
gracias a estas sensibilidades, o dicho de otra manera “ventanas de
oportunidad”, que se presentan universalmente en el desarrollo del niño en lapsos
de tiempo transitorios, desde el nacimiento hasta los 6 años, los que le ayudan
a aprender de manera insaciable todo lo que se proponga junto con la otra ley
del desarrollo infantil “la mente absorbente” .
Es importante conocer cuáles son los períodos sensibles por los que pasará el
niño, para identificar en cuál se encuentra y ofrecerle la ayuda necesaria que
requieran. Por ejemplo, ofrecerles materiales que le faciliten su trabajo, o
permitirles realizar las actividades espontaneas que hagan en determinados
momentos, de manera que no obstaculicemos los aprendizajes en su desarrollo. Además,
propiciarles un ambiente rico en estímulos y permitiéndoles libertad de
movimiento, ejecución y repetición, enriquecerá y favorecerá la absorción o
expansión del aprendizaje durante el periodo sensitivo, puesto que el niño
elige inconscientemente del ambiente, lo necesario para su crecimiento y
desarrollo.
No le veremos fatigado,
puesto que una de las características de los períodos sensibles es que hacen
las cosas sin que le causen fatiga ni aburrimiento. Al contrario, les produce
una enorme alegría, calma y renovación para seguir trabajando incansablemente.
"Cuando se encuentra en un período sensible, es como si emanara una luz divina que iluminara únicamente ciertos objetos sin iluminar los demás y en aquellos se concentra el universo para él.(Montessori, El niño, el secreto de la infancia, 2014, p.46)
Por otro lado, hay que tener en cuenta
que debemos estar muy atentos ante estas manifestaciones de los niños, pues los
períodos son transitorios y como hemos visto en el ejemplo de la oruga, en los
niños pasa exactamente lo mismo. En el momento en el que esta absorción del
ambiente pasa a ser de inconsciente a consciente, habrá absorbido cierta
información y se habrá “nutrido” del conocimiento necesario. Por tanto, ese
período desaparece y es cuando la actividad del niño de ahora en adelante se
volverá fatigante, en la que deberá emplear la fuerza de voluntad para realizar
el trabajo intelectual y este le resultará cansado y aburrido.
La actuación del adulto es muy
importante ante estos periodos, puesto que podrá ayudar o perjudicar al niño
según el rol que adopte.
Otro de los aspectos a tener en cuenta
es el conocimiento sobre el comportamiento que el niño puede tener si éste ha
sufrido uno de estos obstáculos, que le impida realizar
su actividad, con reacciones dolorosas, alteradas e incluso violentas en
algunos casos. Estas reacciones han sido denominadas caprichos, en los que vemos al niño en
un estado de agitación y desespero ante un berrinche considerable, donde no
encuentra consuelo.
Montessori diferencia dos tipos de caprichos, los
cuales, tenemos la gran responsabilidad de detectar con mayor exactitud para no
perjudicar el desarrollo mental del niño, y dejar una huella imborrable en su
carácter. Deberemos detectar si el “capricho” o berrinche, es carente de
lógica, es decir, sin motivo aparente, como por ejemplo querer comprar siempre
las golosinas, bolsas de patatas o caramelos expuestos en el escaparate del
supermercado, de los “caprichos” o berrinches por una necesidad insatisfecha durante
el período sensitivo en el que se encuentran. Montessori los cataloga como
“toques de alarma”. Si conseguimos
detectarlos y satisfacerlos al momento, estos desaparecerán inmediatamente,
sino, algunos tendrán tendencia a agravarse con el tiempo.
"Por tanto, es necesario buscar la causa de cada manifestación infantil, que nosotros denominamos caprichosa, precisamente porque esta causa se nos escapa, cuando podría representar en cambio una guía para penetrar en los rincones misteriosos del alma infantil y preparar un período de comprensión y de paz en nuestras relaciones con el niño. (Ibídem, pp. 45 y 46"
En estos períodos el niño no busca
acercarse a los objetos, solo por deseo, sino que estos impulsos y deseos hacia
el ambiente le llevan hacia un crecimiento intelectual; es durante estos
periodos cuando el niño efectúa adquisiciones psíquicas como la orientación, o
refinar sus movimientos.
La Dra. Montessori, distinguió 11
periodos sensibles pero los principales son:
1.
Periodo sensible al orden.
2.
Periodo sensible a la adquisición del lenguaje.
3.
Periodo sensible al refinamiento de los sentidos.
4.
Periodo sensible al refinamiento del movimiento.
Periodo sensible al
orden.
Montessori lo clasifica como uno de los
más importantes y misteriosos. Se manifiesta a
partir del primer año de vida y perdura hasta el segundo año. Durante este
periodo de tiempo, los niños son extremadamente sensibles al orden. Necesitan de éste
para crear sus puntos de referencia, para adaptarse al ambiente y poder
conocerlo mejor, y por tanto interactuar en él con más seguridad. Debemos ser
cuidadosos con el ambiente, tratando de no alterarles su orden externo. El
orden les transmite confianza, les permite la concentración, les ayuda a
ejecutar los ejercicios y establecer unas rutinas y, además, asentará las bases
para su mente matemática. Una de las
actividades que están directamente relacionadas con este periodo son los
ejercicios de vida práctica.
No hace falta insistir al niño a que ordene y coloque cada objeto en su
lugar, obligándole a hacerlo. Con nuestro ejemplo y perseverancia por mantener
un orden dentro del ambiente, serán ellos los que por iniciativa propia,
o con la invitación respetuosa del adulto a hacerlo, deseen colocar cada objeto
en su lugar puesto que les proporcionará esa satisfacción de saber que dominan
la situación y conocen el ambiente.
Periodo sensible a la adquisición del lenguaje.
Desde
el vientre materno, la mente del niño se prepara para la adquisición del
lenguaje. Para que éste pueda darse hace falta el desarrollo de dos órganos
principales; el oído (para escuchar) y la boca (para hablar) y será en la
profundidad de su inconsciente donde se “geste” y desarrolle este lenguaje.
Otro factor importante es el campo visual del niño, mediante
el cual recogerá las articulaciones y gestos de la boca del adulto para ir poco
a poco adquiriendolas e imitandoles. Al lenguaje se le relacionan otras
funciones tales como; la memoria, la comprensión, la selección, la discriminación
y el orden de las palabras.
"En el subconsciente del pequeño, primero se fijan los sonidos uno a uno y constituyen la parte integral de la lengua madre: la podremos llamar alfabeto. Luego siguen las sílabas, luego las palabras, pronunciadas como cuando un niño lee un silabario, o sea, sin conocer su significado. (…) y finalmente entramos en el campo de la gramatica. (Ibídem, p. 112 y 113"
aprende a hablar, sino que es la
naturaleza del niño la que vuelve a ser protagonista de su desarrollo.
El
adulto es la fuente de estímulos para que el niño pueda recoger y absorber de
ella, pero será su
mente la que trabaje para que el lenguaje ocurra. El adulto podrá ayudarlo en su adquisición
pronunciando de
manera clara y correcta, escuchando al niño para que éste coja seguridad en su
expresión, describir las actividades cotidianas, cantar canciones o contar
historias...
Los sentidos son la primera vía del conocimiento infantil, los niños
reciben información del mundo a través de ellos. En el útero materno
ocurre la formación completa de los sentidos, y una vez fuera, el niño se
dispone a desarrollarlos.
Se distinguen varias capacidades en relación
con los sentidos:
- Estereognóstica. Es la capacidad de reconocer objetos sin verlos, solo
con el tacto.
- Bárica. Es la capacidad de distinguir los diferentes pesos ¿Qué
objeto pesa más?
- Térmica. Relacionada con la temperatura. ¿Cómo está, frío o caliente?
- Quinestésica. Es la relacionada con el movimiento.
Durante la primera sub etapa de desarrollo, los niños todavía
no disponen de una madurez para “descodificar” el mundo en partes. Es por ello
que primeramente verán el mundo como un todo, de manera global, y con el tiempo
y la madurez, podrán perfeccionar y refinar su visón del mundo, pudiendo así,
diferenciar unos objetos de otros y unos espacios diferentes a otros.
La primera sub etapa (0-3) será por tanto, la base preparatoria para que en la siguiente sub etapa (3-6) los niños puedan ver las cualidades del ambiente en el mismo. Para la etapa que abarca de los 3 a los 6 años, que es cuando se manifiesta este periodo sensible, Montessori creó un material científico y especifico hecho a la medida de la mente del niño, para ayudar a desarrollar este potencial y conocimiento sobre las cualidades de los sentidos y del ambiente, con los que mediante la repetición del ejercicio, y el control del error, los niños podrán ir identificando diversas cualidades de los objetos, para luego, con la madurez alcanzada, extrapolarlos a la identificación en el mundo real.
La primera sub etapa (0-3) será por tanto, la base preparatoria para que en la siguiente sub etapa (3-6) los niños puedan ver las cualidades del ambiente en el mismo. Para la etapa que abarca de los 3 a los 6 años, que es cuando se manifiesta este periodo sensible, Montessori creó un material científico y especifico hecho a la medida de la mente del niño, para ayudar a desarrollar este potencial y conocimiento sobre las cualidades de los sentidos y del ambiente, con los que mediante la repetición del ejercicio, y el control del error, los niños podrán ir identificando diversas cualidades de los objetos, para luego, con la madurez alcanzada, extrapolarlos a la identificación en el mundo real.
Aún así, no quiere decir que el niño deba recibir
estímulos constantemente, puesto que esto le perjudicaría, creándole un estado
de caos interno expresándose a través de la inquietud o la modificación del
sueño y la alimentación
Periodo sensible al refinamiento del movimiento.
El
movimiento es otro factor fundamental y vital para la existencia del ser
humano, imaginemos por un momento que todos fuésemos seres inertes, los cuales
no pudiésemos articular ningún tipo de movimiento, puesto que nuestra vida se
compone básicamente de ellos; no podríamos hablar, no podríamos escribir y
plasmar nuestros pensamientos, no podríamos explorar, no podríamos caminar, en
definitiva; no podríamos avanzar y el mundo se convertiría, en palabras de
Montessori; en un caos.
Por
tanto, el movimiento aborda uno de los aspectos más importantes en el
desarrollo de los primeros años.
"El movimiento es una característica esencial de la vida y sirve a todos los seres vivos como indispensable herramienta de supervivencia, ya que les permite alcanzar lo necesario y evitar lo dañino. (Quattocchi Montanaro, 2007, p.151")
Para
que se dé el movimiento hace falta un organismo vital compuesto de tres partes:
el cerebro, los sentidos y los músculos.
Montessori aporta una nueva concepción del movimiento en el campo educativo, considerándolo importante no solo a nivel físico; ejercitar el movimiento para mejorar la fuerza física o para mejorar la respiración, circulación…, sino que lo relaciona muy estrechamente con la actividad mental. Considera que para que haya un buen desarrollo no podemos separar estos dos factores que la naturaleza a dispuesto a estar unidas.
Por
tanto existe el movimiento involuntario y vital (latido del corazón
respiración…) y el movimiento coordinado, que está relacionado con la voluntad,
movimiento hacia un propósito. Para que
se dé este fenómeno del movimiento coordinado, se debe completar el proceso de
la mielinización, el recubrimiento de las fibras nerviosas cerebrales por la
substancia denominada; mielina, que dará al niño la madurez necesaria. Gracias
a la actividad del niño y la repetición de los ejercicios y sus movimientos,
las conexiones neuronales irán en aumento, y el niño llegará a una coordinación
y perfeccionamiento en sus movimientos en los que desprenderá la armonía que
caracteriza los movimientos dentro de un aula Montessori.
Se distinguen dos tipos de movimientos: la coordinación motor gruesa (equilibrio) y la coordinación fina (la mano). El control de movimientos sigue la misma formación que cuando se forma el embrión físico; de la cabeza a los pies y del centro a las extremidades.
La
autora Montanaro expresa una filosofía de movimiento encaminada a la de la Dra
Montessori y distingue tres etapas como las que se manifiestan en los animales
en su desarrollo: el arrastre (reptiles), caminar a cuatro partas (mamíferos) y
caminar con los pies (primates avanzados y humanos. El niño pasará por todas
ellas antes de llegar a la bipedestación.
"Cuando llegamos al ser humano y la tercera parte del cerebro se desarrolla completamente, el equilibrio de la postura erecta es tan perfecto que permite el movimiento rápido a través del espacio en esta posición. Esto libera a las extremidades superiores de la función de equilibrar el cuerpo. Son capaces de especializarse en mover las manos, que se convierten, junto con la boca en las partes más privilegiadas (...) ya que la mayor parte del área cortical que controla el movimiento voluntario se destina a la boca y a las manos (Montanaro, Un ser humano, 1992, p.154)."
Es importante cuidar el ambiente del niño,
para que éste pueda moverse realmente en libertad, evitando todos aquellos
objetos que “acorralen al niño”, o le priven de movimiento. A la hora de
dormir, disponer de una cama para que pueda tener la mayor independencia de
levantarse si ya no tiene más sueño, o quiere ir en busca de sus padres.
También es importante el vestuario del niño, puesto que éste es un factor muy
influenciable en la habilidad de movimientos, favorece el movimiento y la
exploración (ropa cómoda y fácil para quitar y poner para poder ayudar al niño
a vestirse y desvestirse). Si vamos a realizar largos paseos con los niños,
dejad que estos se paren cuantas veces sea necesario, puesto que lo harán
porque les fascina todo aquello con lo que se encuentra por el camino y porque
están perfeccionando sus movimientos.
Otros periodos sensibles:
En la 1º etapa de
desarrollo (0-6):
- Atención por los
objetos pequeños: Se fijan muchísimo en los pequeños detalles, no solamente
del ambiente (descubrir pequeños insectos, flores, de distinto color…) sino
también en otras cosas como por ejemplo cuando les cuenta historias y cambias
alguna característica… es una etapa en la que hacen muchas comparaciones. Es el
momento de presentar materiales donde el objetivo clave sean los pequeños
detalles, que puedan comparar, clasificar, gradaciones (las cajas de color o
las tablillas de, térmicas o de
texturas)
- Habilidades sociales: Durante la primera etapa los niños son más independientes, están descubriéndose así mismos y al mundo que les rodea. Por eso el adulto debe dar ejemplo de buenos modales ante los demás, para que poco a poco, los niños se vayan dando cuenta que todos formamos parte del mundo y es conveniente relacionarse bien con el resto de personas con las que convivimos.
- Habilidades sociales: Durante la primera etapa los niños son más independientes, están descubriéndose así mismos y al mundo que les rodea. Por eso el adulto debe dar ejemplo de buenos modales ante los demás, para que poco a poco, los niños se vayan dando cuenta que todos formamos parte del mundo y es conveniente relacionarse bien con el resto de personas con las que convivimos.
En la 2ª etapa de
desarrollo (6-12):
Instinto grupal: En esta edad ya son
más conscientes de que hay “más gente en el mundo” a parte de uno mismo.
Sienten la necesidad de relacionarse con los demás y de formar parte de un
grupo. Se identifican y se comparan con el resto, y tienden a repetir patrones
de comportamiento.
- Conciencia Moral: Son conscientes del
sentido de la justicia y la moral. Se
sienten molestos si se rompen cualquier tipo de regla (de algún juego, de las
normas de las escuela…). Los juegos de mesa o que requieren de normas
establecidas serian un buen recurso para trabajar en este periodo, podemos
dejar que ellos mismos pacten las normas, y de esta manera,
estaremos trabajando sobre su ética y moral ante lo justo y lo injusto, el bien
y el mal.
-
Fantasía e
imaginación:
Se interesan por aquello que no ven, o por seres o lugares que quizá no
existan. Tienen la necesidad y el deseo de usar la
capacidad de abstracción y desarrollan una imaginación maravillosa ante el
juego y o las historias que relatan. Es importante que en esta etapa,
acercarlos a la educación cósmica, para (las áreas de historia, geografía y
biología) para que puedan entender la realidad de dónde viven y de dónde vienen
y quiénes son. Aún así, no anularemos su imaginación, ésta sigue siendo
imprescindible en su vida.
En la 3ª etapa de desarrollo (12-18):
-
Adoración de héroes y heroínas: Muchos adolescentes idolatran a héroes y heroínas fantasiosos e
inexistentes. Pues bien, es el momento adecuado para hacerles ver, que en la
vida real también hay, y ha habido, personas que han sido una especie de “héroes
y heroínas” para el mundo, puesto que han hecho cosas muy importantes
beneficiosas para la humanidad.
-
Actividades Prácticas: Al igual que de niños necesitaron actividad y movimiento para poder aprender,
los adolescentes necesitan vivir experiencias y prácticas reales, que les
acerquen al mundo real. El estar 7h sentados
frente a un libro de historia o matemáticas, no les motiva ni incentiva,
necesitan aplicarlo a realidad y es por ello que debemos ofrecer actividades
donde ellos puedan aplicar sus conocimientos y seguir haciendo investigaciones
por sí mismos.
"Este concepto lleva como consecuencia una nueva manera de ver al niño, considerado hasta ahora como un cuerpecito vegetativo, que sólo necesita cuidados higiénicos. En la actualidad deben prevalecer las impresiones de las manifestaciones psíquicas, y, por consiguiente, las acciones hacia las cosas, que se esperan y no hacia las que ya han llegado. El adulto no puede permanecer ciego frente a una realidad psíquica en vías de actuación en el recién nacido; es, pues, necesario que siga al niño en sus primeros desarrollos y lo secunde. No ha de ayudarle a construirse, pues este trabajo incumbe a la naturaleza; ha de respetar con delicadeza sus manifestaciones, facilitándole los medios necesarios para construirse y que no podría procurarse por sí mismo. (Montessori, El niño, el secreto de la infancia, 2014, p. 50"
Espero que os haya parecido interesante y hayáis aprendido un poquito más sobre el interesante y maravilloso mundo infantil.
Feliz fin de semana
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