Tarros de olor DIY, una experiencia sensorial


Los sentidos son una parte muy importante de la primera etapa del primer plano de desarrollo (0 a 6), pues son el canal exploratorio del niño hacia su ambiente vital.
               
A través de las diversas observaciones y estudios que la Dra. Montessori realizó, detectó que los sentidos son la primera herramienta de exploración y aprendizaje de los niños. Según Montessori éstos son la primera vía de conocimiento, a través de la cual el niño recibe información precisa del ambiente y el mundo que le rodea.


En el libro La mente absorbente del niño dice que:
   “Los sentidos son puntos de contacto con el ambiente; y la mente, al ejercitarse para observar el ambiente, adquiere el uso más refinado de estos órganos. (…) La mente puede sacar de los sentidos impresiones cada vez más precisas” (Montessori, La mente absorbente del niño, 2014, p.166)

Y en el libro El niño, el secrteo de la infancia añade:
   “Hay un período sensitivo muy prolongado, que dura casi hasta la edad de cinco años y que hace al niño capaz de apropiarse las imágenes del ambiente, de una manera extraordinariamente prodigiosa. El niño es un observador que registra acivamente las imágenes por medio de sus sentidos. (…) puede observarse que lo hace gracias a un impulso interior, a un sentimiento especial y que por consiguiente, elige sus imágenes.” (Montessori, El niño, el secreto de la infancia, 2014, pp, 67 y 68)

En su libro Un ser humano, la Dra. Montanaro explica que el embrión, en su vida prenatal, dispone de una gran riqueza sensorial. En el útero materno se desarrollan los órganos de los sentidos y el embrión comienza a percibir sensaciones. Una vez fuera de él, los sentidos terminan de desarrollarse mediante el contacto con el ambiente preparado para ello.

“Se ha descartado completamente la idea de que el vientre materno es un lugar donde no hay sensaciones. El niño prenatal es un ser vivo en continuo contacto con el ambiente. El cerebro se desarrolla rápidamente con control sobre los órganos sensoriales. (…). Durante la vida prenatal, el feto prepara sus estrategias para la futura actividad en el ambiente. En el largo período que precede al nacimiento, no sólo hay un rápido incremento en peso y talla, sino también una rápida maduración de las funciones sensoriales”. (Quattocchi Montanaro, 2007, p.25)

La primera sub-etapa (0-3) será la base preparatoria para que en la siguiente sub-etapa (3-6) los niños puedan ver las cualidades del ambiente, en el mismo.

La segunda sub-etapa, que abarca de los 3 a los 6 años, plano en el que se manifiesta el periodo sensible al refinamiento de los sentidos, Montessori creó un material científico y específico hecho a la medida de la mente del niño, para ayudar a desarrollar este potencial innato y el conocimiento sobre las cualidades de los sentidos y del ambiente. Mediante la repetición del ejercicio, y el control del error, los niños podrán ir identificando diversas cualidades de los objetos, para luego, con la madurez alcanzada, extrapolarlos al mundo real.

Antes de llegar a este punto, cuando el niño se encuentra todavía en el período de la mente absorbente inconsciente (0-3), Montessori diseña y propone diseñar actividades interesantes y con propósito, en las que el niño pueda explorar libremente y percibir el ambiente a través de los sentidos, y poco a poco vaya adquiriendo un concepto sensorial del ambiente, el cual con el tiempo, se convertirá en el entendimiento del concepto abstracto, la denominada “abstracción materializada”.

Hoy os traigo la presentación de uno de mis trabajos de la formación. Se trata de un material (del  ámbito sensorial) y la descripción de cómo llevé a cabo la presentación con una niña de 4 años.

Para esta actividad utilicé 4 frascos de especias, los cuales vacié y lavé bien para que no quedasen restos de olores anteriores, y los rellené con diversos olores, dos de ellos más cotidianos y otros dos que lo son menos.

Ingredientes:
- Romero
- Ralladura de limón
- Vinagre
- Nuez moscada

Los frascos son herméticos, con oberturas circulares que permiten fácilmente la exploración olfativa. Son de vidrio transparente, para que el niño pueda visualizar el contenido.

Más adelante en la etapa 3-6 hay un material específico que consisten en cilindros de olor de madera, con tapas de dos colores para identificar su igual y que puedan reconocer los olores sin ver el contenido.     


El contenido debe renovarse muy a menudo para que los aromas no pierdan su fragancia e intensidad. Si en nuestro ambiente hay niños de otras regiones o países es interesante proponer olores típicos de la cultura de cada niño, como por ejemplo: curry (condimento alimentario típico en India) o canela, cúrcuma y azafrán (especias muy comunes en Marruecos), entre otros muchos.

Como contenedor, escogí un cesto de mimbre con dos asas para que el transporte hacia la mesa fuese más fácil y menos probable de que los frascos volcasen y cayeran al suelo. Una opción que me planteé era ponerlos en una bandeja de madera, pero si los frascos volcasen, era más probable que cayeran al suelo. De esta manera quedaban más resguardados. Aún así no la veo mala opción,  adjunto fotografía para que podáis verlo.



Descripción de los pasos

Primero inicié la actividad diciéndole que íbamos a trabajar con los “frascos de olor” y le invité a trabajar donde ella quisiera. Se decidió por la alfombra y fuimos a buscarla.

Me ubiqué a su derecha y empecé a desplegar la alfombra muy lentamente con el dedo índice de mi mano derecha y ella de seguida imitó los movimientos. Fuimos a buscar el material a la estantería y le indiqué que agarrase el cesto por las asas, con seguridad. Me ubiqué delante de ella y cogí un frasco del cesto, lo abrí lentamente y olí su contenido respirando profundamente dos veces, de manera lenta y precisa.

Seguidamente dije “romero” a la vez que cerraba el frasco (1er tiempo de la lección de 3 tiempos) e invité a M a oler. Antes de los 24 meses se le dejaría explorar simplemente, y a partir de los 24 se podría hacer el primer tiempo de la lección 3 tiempos, aunque no necesariamente si vemos al niño muy concentrado en oler.

Una vez olió el primer frasco que le di, la dejé explorar libremente, durante el tiempo que quiso. Ella escogió el siguiente frasco a su voluntad, por lo tanto respeté el principio de libre elección, y así con los siguientes. Solamente intervine para invitarla a cerrar los ojos para que pudiese intensificar el aroma más profundamente.

Cuando acabó de oler los frascos, vi como se quedaba mirándolos. Me esperé unos segundos antes de intervenir, pues una vez una guía Montessori en un seminario, nos dijo que es muy importante dejar un breve tiempo al finalizar su trabajo para no romper ese momento mágico en el que se ha visto inmersa y concentrada hace unos momentos. Es otra forma de mostrarle al niño el respeto a todo su trabajo, también al finalizarlo. Cuando vi que ya no reaccionaba le dije si había acabado su trabajo y le propuse guardar el material en su lugar.

Quiero remarcar que en este caso, la actividad fue aceptada por la niña, pero en la realidad si vemos que un niño no está interesado, no le obligamos a realizar la actividad, sino que le invitamos a guardarla y se la propondríamos más adelante, pues quizá aún no esté preparado o no sentía un interés realmente por realizarla.



Y esto es todo por hoy. Os invito a que probéis a realizarla en casa o en vuestra aula.

Un abrazo,

postimage

Comentarios

Entradas populares